Cuando llegué a Florencia en 2016, simplemente buscaba trabajo, y así fue como me topé con un empleo en una cocina regional siciliana. Poco me imaginaba entonces que esta experiencia encendería en mí una fuerte pasión por la gastronomía que acabaría cambiando el curso de mi vida.

Me sentía constantemente atraída por la cocina, intrigada por las infinitas posibilidades y el arte de crear platos que no sólo tuvieran un sabor delicioso, sino que también fueran bonitos. Así que decidí dedicarme profesionalmente a mi pasión por la cocina.

En 2020, me matriculé en la escuela de artes culinarias Cordon Bleau para estudiar los fundamentos de la cocina, ansiosa por aprender todo lo que pudiera sobre este mundo fascinante y en constante evolución. También tuve la oportunidad de continuar mi formación a través de unas prácticas en una cocina con estrella Michelin, donde perfeccioné mis habilidades y desarrollé un profundo aprecio por el arte de la cocina.

Para mí, cocinar es algo más que un trabajo o un hobby, es una forma de vida. Enfoco cada plato con una cuidadosa atención al detalle, buscando el equilibrio perfecto de sabores y texturas para crear algo verdaderamente especial. Me enorgullezco de utilizar sólo los ingredientes más frescos y de mayor calidad, y siempre me esfuerzo por infundir a mis platos un toque único y memorable.

Pero quizá la mayor alegría de cocinar sea la capacidad de unir a la gente, de crear momentos de felicidad compartida y conexión a través de la comida. Ver la alegría en las caras de la gente cuando prueban mis platos me llena de una sensación de plenitud indescriptible, y es esta alegría la que me impulsa a seguir persiguiendo mi pasión con amor y dedicación.

En la vida, creo que lo más importante son los placeres sencillos y los momentos de felicidad, y eso es lo que pretendo plasmar en cada plato que creo. Acompáñame en este viaje culinario y saboreemos juntos los sabores de la vida.